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Carta de amor
2 participantes
Foro :: Desván :: Manuscritos
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Carta de amor
Aqui os dejo un texto que escribi un día por aburrimiento. Lo use como entrada en un concurso, pero meti la pata pues lo había publicado antes en Deviantart y en fanfic.es xD.
Bueno, acepto críticas.
P.D: No le he puesto la ficha porque es un one Shoot.
---
Amor mío:
¿Dime cuanto tiempo llevábamos así? ¿Un año? ¿Dos?
Aquella noche de abril yo estaba sentada sobre mi cama, a las tantas de la madrugada, mirando tus fotos, escuchando nuestras canciones.
Leí todas las cartas que me escribiste; aquellos versos de amor que me hicieron enloquecer por ti desde el primer momento. Te amaba tanto…
No sabía por qué me hallaba tan atada a ti, desde que te conocí sólo me trajiste problemas.
Pero al fin y al cabo eras tú, ¿Qué podía hacer? No me resignaba a olvidarte, te quería demasiado.
Habíamos pasado tantas cosas juntos que ya no me imaginaba sin ti.
A vece me convencía a mí misma de que tus palabras siempre fueron sinceras y que tú también sentías lo mismo, que todo lo ocurrido fueron caprichos del destino.
Todos se oponían a lo nuestro, no entendían nuestro amor. Pero estaba decidido, comenzaría una nueva vida junto a ti. Me marché de mi casa, sabiendo que era la única forma de estar contigo.
Me lo habías prometido. Dejarías a tu novia, y no volverías con ella nunca más, pues no la querías. Dijiste que te daba igual quien se interpusiera entre nosotros.
Sabes que dejé atrás muchas cosas por ti, muchos sueños, muchas ilusiones; pero la sola idea de saber que por fin íbamos a estar juntos me reconfortaba. Podríamos comenzar la relación que tanto ansiábamos. Estaba claro: te amaba, te quería, y era capaz de gritarlo a los cuatro vientos si era necesario.
Me sentía volar en el aire y caer sobre una mullida nube. Era una extrañísima sensación de vértigo, que hacía que unas veces riera y otras quisiera llorar. Eran mariposas en mi estómago cada vez que alguien pronunciaba tu nombre o escuchaba tu voz. No podía negarlo. No iba a negarlo. Estaba enamorada.
Llegué a la estación de tren. Debido a la temprana hora aún estaba desierta. Compre un billete de ida para Cádiz, el lugar que representaba nuestra libertad para querernos: allí viviríamos lejos del mundo hostil que negaba lo nuestro, y empezaríamos de cero.
No llegabas. Me impacienté. Tal vez era porque deseaba demasiado tenerte. No, no era eso. Te esperé horas y aún no aparecías. Me llamaste. Descolgué temerosa. Me partiste el corazón: Me dijiste que volvías con tu novia, que ella te necesitaba.
Asentí, aunque no pudieras verme, y colgué.
Un par de lágrimas saladas brotaron de mis ojos y llegaron hasta mi boca.
Mi teléfono volvió a sonar. Eras tú otra vez, pero no contesté, es más, lo apagué. No quería hablar contigo. Salí corriendo. No quería hablar contigo. Tenía EL rostro empapado, y no sabía si era por las lágrimas o por la lluvia que caía sobre mi cabeza, de todas formas me sabían amargas y punzantes, como si fueran de cristal.
Sentía en mi interior una profunda angustia. Un fuerte dolor en el pecho que me impedía respirar. Era como si me hubieses clavado un puñal en el corazón y la herida no dejase de sangrar.
Llegué a un portal y me refugié en él. Ya ni siquiera me quedaban fuerzas para seguir llorando.
Adiós a todas las ilusiones, adiós a todos los deseos, adiós a todas las promesas, adiós a todos los sueños de princesa hechos realidad.
Te echaré de menos.
Carla.
Bueno, acepto críticas.
P.D: No le he puesto la ficha porque es un one Shoot.
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Amor mío:
¿Dime cuanto tiempo llevábamos así? ¿Un año? ¿Dos?
Aquella noche de abril yo estaba sentada sobre mi cama, a las tantas de la madrugada, mirando tus fotos, escuchando nuestras canciones.
Leí todas las cartas que me escribiste; aquellos versos de amor que me hicieron enloquecer por ti desde el primer momento. Te amaba tanto…
No sabía por qué me hallaba tan atada a ti, desde que te conocí sólo me trajiste problemas.
Pero al fin y al cabo eras tú, ¿Qué podía hacer? No me resignaba a olvidarte, te quería demasiado.
Habíamos pasado tantas cosas juntos que ya no me imaginaba sin ti.
A vece me convencía a mí misma de que tus palabras siempre fueron sinceras y que tú también sentías lo mismo, que todo lo ocurrido fueron caprichos del destino.
Todos se oponían a lo nuestro, no entendían nuestro amor. Pero estaba decidido, comenzaría una nueva vida junto a ti. Me marché de mi casa, sabiendo que era la única forma de estar contigo.
Me lo habías prometido. Dejarías a tu novia, y no volverías con ella nunca más, pues no la querías. Dijiste que te daba igual quien se interpusiera entre nosotros.
Sabes que dejé atrás muchas cosas por ti, muchos sueños, muchas ilusiones; pero la sola idea de saber que por fin íbamos a estar juntos me reconfortaba. Podríamos comenzar la relación que tanto ansiábamos. Estaba claro: te amaba, te quería, y era capaz de gritarlo a los cuatro vientos si era necesario.
Me sentía volar en el aire y caer sobre una mullida nube. Era una extrañísima sensación de vértigo, que hacía que unas veces riera y otras quisiera llorar. Eran mariposas en mi estómago cada vez que alguien pronunciaba tu nombre o escuchaba tu voz. No podía negarlo. No iba a negarlo. Estaba enamorada.
Llegué a la estación de tren. Debido a la temprana hora aún estaba desierta. Compre un billete de ida para Cádiz, el lugar que representaba nuestra libertad para querernos: allí viviríamos lejos del mundo hostil que negaba lo nuestro, y empezaríamos de cero.
No llegabas. Me impacienté. Tal vez era porque deseaba demasiado tenerte. No, no era eso. Te esperé horas y aún no aparecías. Me llamaste. Descolgué temerosa. Me partiste el corazón: Me dijiste que volvías con tu novia, que ella te necesitaba.
Asentí, aunque no pudieras verme, y colgué.
Un par de lágrimas saladas brotaron de mis ojos y llegaron hasta mi boca.
Mi teléfono volvió a sonar. Eras tú otra vez, pero no contesté, es más, lo apagué. No quería hablar contigo. Salí corriendo. No quería hablar contigo. Tenía EL rostro empapado, y no sabía si era por las lágrimas o por la lluvia que caía sobre mi cabeza, de todas formas me sabían amargas y punzantes, como si fueran de cristal.
Sentía en mi interior una profunda angustia. Un fuerte dolor en el pecho que me impedía respirar. Era como si me hubieses clavado un puñal en el corazón y la herida no dejase de sangrar.
Llegué a un portal y me refugié en él. Ya ni siquiera me quedaban fuerzas para seguir llorando.
Adiós a todas las ilusiones, adiós a todos los deseos, adiós a todas las promesas, adiós a todos los sueños de princesa hechos realidad.
Te echaré de menos.
Carla.
eneidablack- Aprendices
- Cantidad de envíos : 7
Edad : 34
Localización : Dos Hermanas
Fecha de inscripción : 24/05/2010
Re: Carta de amor
Es sencillamente perfecto. Me encanta cómo describís las sensaciones de la protagonista, que es lo fundamental. Hace muy fácil ponerse en su lugar y compartir la pena. Además, muchas chicas se sentirían identificadas si lo leyeran, especialmente por el comportamiento de él.
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